Hace mucho, mucho tiempo -más allá de lo que la mayoría puede recordar- el mundo del PC vivió una época de paz y felicidad fundamentada en la austeridad y la humildad. En un lejano pasado, antes de la ascensión al poder de la malvada dinastía Window$ -que corrompió a las apacibles gentes del PC con incumplidas promesas de poder y comodidad-, antes de la llegada redentora de Tux el libertador -que salvó al mundo de las garras opresoras de los oscuros maestros del reinicio-, antes incluso de la invasión de las hordas poligonales, hubo un rey humilde y justo en el mundo del PC, su nombre fue MS-DOS.

MS-DOS era un rey austero y sin pretensiones, hijo del señor de las sombras Micro$oft. Durante su largo reinado, parte del potencial del PC se encontraba desaprovechado, con el fin de evitar que los miembros más ancianos de la comunidad quedasen postergados al olvido. Sin embargo, MS-DOS daba una gran libertad a sus súbditos, con la condición de que estos se esforzacen y exprimiesen al máximo los recursos que tenían a su disposición. Esta libertad y el trabajo minucioso inculcado por el rey, provocó que durante el reinado de MS-DOS vieran la luz los mejores juegos que la historia ha conocido, y algunas aplicaciones capaces de hacer cosas increíbles con un mínimo de recursos.

Estos juegos y aplicaciones permitían disfrutar, gracias a la extrema finura de su artesanía, a todos los miembros de la comunidad: incluso a los muy ancianos 8086 o a aquellos lisiados cuya vista era incapaz de distinguir más de cuatro colores (tocados por enfermedades como la CGA o la enfermedad de Hércules).

Durante aquella época de ingenio y astucia, los programas convivían en paz y armonía compartiendo espacios que hoy serían considerados como inimaginablemente minúsculos y representando la realidad y los sueños con gamas de 16 y 256 colores magistralmente combinados.

Pero en medio de tanta felicidad una oscura semilla germinó. El padre del rey, el ambicioso y maléfico señor de las sombras Micro$oft, tenía un terrible plan para anular la mente de los usuarios y situar en el poder al hermano menor del rey MS-DOS. Este ser sediento de gloria, tan despiadado y cruel como su padre, era el ignominioso Window$95.

Con la llegada de la dinastía Window$, los ancianos y los lisiados fueron cruelmente maltratados y abandonados, los programadores fueron embaucados con promesas de una vida más fácil y los recursos fueron desperdiciados hasta el punto de que los más fuertes guerreros del reinado anterior -los todopoderosos Pentium- mostraron tremenda debilidad e insuficiencia. El espacio se hizo igualmente insuficiente, todo comenzó a relentizarse y a fallar sin explicación, los programadores se volvieron perezosos y torpes, y las prodigiosas creaciones que habían campado por el mundo hasta entonces fueron masacradas -remplazadas por juegos sin alma ostentósamenete adornados con polígonos y aplicaciones inestables con potencia sólo aparente-.

Todo se volvió más complejo y los grandes tesoros del reinado de MS-DOS fueron abandonados y olvidados...

HASTA QUE LLEGO EL ABANDONWARE.

Extraido de Tesoros Abandonados

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